¡Qué escándalo!
Cuando llegó la despenalización del aborto, aquellos ginecólogos “clandestinos” que mayoritariamente trabajaban en la sanidad pública, trataron de que en sus hospitales se practicasen las interrupciones de embarazo, pero chocaron contra un muro de prejuicios, por lo que decidieron abandonar sus hospitales y abrir sus propias consultas.
¡Qué escándalo! | (nuevarevolucion.es)
Autor: José Antonio Bosh, Asesor Jurídico de ACAI.
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