Los abortos bajan un 24% en un año en el Camp de Tarragona
Diari de Tarragona
Los abortos bajan un 24% en un año en el Camp de Tarragona
La demografía y la píldora del día después han sido claves en el descenso de las interrupciones del embarazo
En 2014 se registraron en la región 1.079 interrupciones voluntarias del embarazo, lo que deja una tasa de 9,15 abortos por cada mil mujeres de entre 19 y 45 años. La tasa es más baja en las Terres de l’Ebre (7,30), donde se registraron 240 abortos. Y es que las diferencias territoriales son notorias. En el conjunto de las comarcas de Tarragona la que registra la tasa más alta es el Tarragonès (10,24), seguida del Baix Penedès (10,07). Las tasas más bajas están en el Priorat (4,05) y Ribera d’Ebre (3,75). No obstante, en todos los casos las tasas locales se encuentran por debajo de la media catalana, que es de 12,50 abortos por cada mil mujeres, según los datos que publica el Departament de Salut de la Generalitat.
Jóvenes, pero no tanto
Aunque los abortos bajan en todos los grupos de edad, el que tiene la tasa más alta es el de las mujeres de 20 a 24 años, seguido de las de 25 a 29. Las chicas mas jóvenes son minoría. Según la información que publica el Ministerio de Sanidad , en el conjunto de la provincia se produjeron en 2014 siete abortos de menores de 15 años (el o,5% del total) y 160 de jóvenes de entre 15 y 19 años (el 12%). Los datos del Ministerio también apuntan que el 58% de quienes recurren a un aborto en la provincia ya tienen al menos un hijo. Además, el 66% no había recurrido a un aborto voluntario anteriormente.
Respecto al nivel de formación, el grupo más significativo es el de las que han obtenido un título de Educación Secundaria Obligatoria, aunque también hay bachilleres y universitarias.
Igual que en años anteriores, las cifras varían en función del origen de las mujeres. Así, pues, las mujeres de origen extranjero tienen una tasa de abortos del 15,25 por cada mil, mientras que las de origen autóctono tienen una tasa de 7,12 por cada mil.
Los países de procedencia con el porcentaje más elevado son Marruecos, seguido de Bolivia y Ecuador.
En Catalunya el motivo de aborto más frecuente es a petición de la mujer (en el 88,7% de los casos). El riesgo grave para la vida o la salud de la embarazada fue del 7,7% y tanto las causas fetales como la combinación de motivos mantienen porcentajes muy bajos. La mitad no conviven en pareja y dos terceras partes son solteras.
Una tendencia a consolidar
Francisca García, presidenta de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo, ACAI, cree que la tendencia a la baja del número de abortos de los últimos años podría consolidarse, pero para ello no se podría contar, como hasta ahora, con los aspectos demográficos, sino que hace falta que las administraciones públicas pongan al alcance de las mujeres todos los medios necesarios para evitar un embarazo no deseado. Desde su punto de vista, si se quiere que las cifras sigan bajando, es fundamental que se aplique lo que contempla la ley de 2010 en lo que se refiere al acceso universal a los anticonceptivos y a la educación sexual en todos los niveles de la educación. Explica, de hecho, que hay muchos anticonceptivos, incluidos algunos de última generación, que no son financiados por el sistema público de salud.
García hace hincapié en que, contrario a lo que pronosticaban sus detractores, la ley actual no ha aumentado el número de interrupciones. Además, recuerda que pese a la percepción popular, el perfil de quienes recurren a un aborto se mantiene bastante estable y no hay que vincularlo a mujeres sin formación y sin empleo. «Son mayoritariamente mujeres de 20 a 30 años, más de la mitad tienen hijos, estudian, trabajan… Hablamos de mujeres de todas las condiciones y niveles socioeconómicos», aclara.
La ley y las menores
La presidenta de ACAI aprovecha para poner el foco en aquellas menores de 16 y 17 años que desde la reforma de la ley en septiembre del año pasado se ven obligadas «en situaciones dramáticas a comunicar la situación a sus padres». Apunta que se trata de mujeres jóvenes que enfrentan conflictos graves, violencia intrafamiliar, amenazas, coacciones, malos tratos o situaciones de desarraigo o desamparo.
A su juicio, se trata de una reforma injustificada porque las mujeres de estas edades que ya no acudían a solicitar un aborto con sus padres es porque provienen «de familias desestructuradas, con graves conflictos en sus casas, inmigrantes que viven solas aquí… Chicas que no pueden inventarse unos padres que no tienen».
De hecho, desde la entrada en marcha de la reforma en septiembre, ya han comenzado a encontrarse con jóvenes en estas circunstancias y en algunos casos han debido recurrir a la Judicatura para que un juez determine cómo proceder.
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