La cruda realidad del aborto

TRIBUNA

La cruda realidad del aborto

Ginecólogo jefe de la Clínica Segrelles, 23 de febrero de 2016. 

Con el inicio de la ley del aborto en 1986, las interrupciones voluntarias del embarazo (IVE) las costeaban las propias pacientes, recurrían a la gratuidad o media gratuidad que otorgaban mi clínica entre otras, y así hasta las 12 semanas, se iba caminando. A partir de las 12 semanas, se tenían que costear el viaje a Madrid y los honorarios en esas clínicas a veces los pagaban y otras corrían a cargo de la gratuidad o media gratuidad de los centros.

Más tarde, el Gobierno se hizo cargo y subvencionó la atención en las clínicas privadas, primero hasta la 12.ª semana y después hasta la 14.ª, bien mediante leyes de supuestos o de plazos.

Todo esto ha funcionado bien hasta que los centros de orientación familiar (COF) -no todos, pero sí alguno- se dedican a dar la píldora RU486, sin tener servicios de atención 24 horas como existen en nuestras clínicas. Lo que sucede es que en el 20 % de los casos recurren al hospital, en donde a veces se les aplica un legrado que no viene a cuento, porque ni en las facultades de Medicina ni en la formación MIR se enseñan los procedimientos del aborto ni la atención correcta al mismo.

Los profetas del método farmacológico, si tuvieran una hija en ese trance, no lo utilizarían. Se han vendido a las multinacionales farmacéuticas y se ha promocionado una forma de hacer que no beneficia a las mujeres, ya que menos del 10 % de las mismas se decantan por la IVE farmacológica y más del 90 % lo hacen por el método instrumental.

Ahora han surgido deficiencias en la atención en el hospital público en los casos de abortos más allá de las 14 semanas y pronto aparecerán casos tan serios o más que estos, por el uso indiscriminado de la píldora abortiva en épocas precoces de la gestación, sin una atención adecuada y abandonando a su suerte a jóvenes mujeres, que pierden su confidencialidad y con sangrado abundante tienen que recorrer kilómetros hasta llegar al hospital más próximo.

Lo que se está haciendo con el aborto es no considerarlo como un acto médico más y un serio problema, al cual están abocadas algunas mujeres, nunca por su voluntad, sino por una serie de condiciones laborales, familiares o personales, que nada tienen que ver con su deseo real de ser madres.

Resumiendo: las cosas estaban bien hasta hace poco desde el inicio de la gestación hasta las 14 semanas cronológicas, y digo estaban porque se han desnaturalizado las actuaciones, por intereses económicos espurios, en la buena práctica del acceso al aborto temprano. Por otro lado, es necesario y estoy seguro de que así se hará, el que sean ginecólogos y matronas los que atiendan a las gestantes con fetos malformados y que se vean en la necesidad de interrumpir la gestación.

Esta y no otra es la situación en la que nos encontramos. Algunas clínicas privadas han cerrado sin vuelta atrás y las que permanecen abiertas es probable que terminen cerrando, con el consiguiente deterioro de la correcta asistencia a la mujer embarazada, que por una u otra razón debe abortar.

Después de más de 40 años de ejercicio profesional ginecológico y 30 años dedicado a interrumpir gestaciones como un acto médico más, ya que en mi profesión incluyo la reproducción humana y la oncología ginecológica al más alto nivel, mi equipo y yo podemos decir todo cuanto antecede con conocimiento de causa y sin intereses políticos, que a nada conducen, para beneficio de las mujeres afectadas por estos procedimientos médicos.

3 comentarios
    • Comunicación Acai
      Comunicación Acai Dice:

      Para ACAI lo más triste es que 47.000 mujeres mueran cada año por un aborto inseguro y que las complicaciones de abortos inseguros representen un 13% del total de muertes maternas en el mundo.

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